martes, 15 de octubre de 2013

¿Quién soy?

La historia de Benjamín Serra, un joven premio extraordinario en sus dos titulaciones que trabaja de camarero en Londres. El twitter donde cuenta su experiencia tuvo una gran repercusión que terminó haciéndose eco en diferentes medios de comunicación. En este artículo titulado ¿Quien soy? analizo desde la perspectiva psicológica el conflicto interno que puede aparecer en una situación así.


Soy licenciado en periodismo, publicidad y en relaciones públicas, con un título de Community Managment y trabajo en una cafetería del Reino Unido.
Soy Premio Extraordinario de fin de carrera en las dos titulaciones y limpio mierda en un país que no es el mío.

Soy Benjamín Serra, el español que pasó una vida dedicada al esfuerzo académico para convertirse en lo que quería y el inmigrante al que miran por encima del hombro.

Soy el que sonríe a los clientes escondiendo el orgullo, conviviendo con dos realidades bien distantes en una encrucijada entre mi identidad y mi identificación.

Mi identidad aquí se compone de lo que hago (barista, así es como lo llaman), cómo me ven los demás (sois una plaga me dijeron una vez) y a quién tengo al lado (esos impresentables a los que me entran ganas de sacar mis títulos y ponérselos en la cara).

Pero yo me identifico con el profesional en el que deposité mis ilusiones, al que perseguí mientras estudiaba, para el que me preparé a conciencia. Y no se trataba de una expectativa idealizada.

Mis deseos no se quedaron en un suspiro que se diluye entre pensamientos e imaginación. No renuncié a conseguirlo y me demostré que podía hacerlo. Cada uno de los pasos que di fueron para estar más cerca de aquello en lo que proyecté mi futuro. 

Calibré las instancias en las que se resume el equilibrio al que todo se somete, entre el querer, el deber y el poder: lo que quiero, esto es, mis deseos; lo que debo, mi responsabilidad, energías y empeño; pero faltaba la parte que no dependía de mi, el tercero de los pilares que cierra el círculo: lo que puedo, la realidad, la oportunidad que no me han dado.

Mis deseos siguen siendo pero no tienen traducción para esa realidad que la confronta
y que me genera una profunda disociación.

Para estar en la realidad, debo alejarme y hasta ignorar mis deseos. Pongo cafés, sirvo las mesas y friego las tazas. Entonces la triada quiero-debo-puedo se integra con la estrategia de la negación; por la que miro hacia otro lado para reestablecer cierta sintonía, para rescatar algo de coherencia en mi mundo interno.

Pero hoy después de 5 meses, cuando me he visto desde fuera limpiando aseos, mi pensamiento ha sido “soy premio extraordinario de fin de carrera de mis dos titulaciones”, y he sentido de nuevo la falta de esa correspondencia entre mi identidad y mi identificación, entre los registros del querer, el deber y el poder.


¿Hacia dónde miro ahora?