Hay canciones que rinden tributo a lo que sentimos
desde hace ya más de un mes. Del resistiré convertido en el reclamo a la
fuerza para levantar los ánimos que acompañan los aplausos vespertinos, pasando
por el emotivo volveremos a brindar, y claro que lo haremos porque solo
queda un poco más, y cómo no, ¿quién me ha robado el mes de abril? que
gritaba el hombre del traje gris cuando por la calle pasa la vida como un
huracán.
Canciones
que cuentan historias e historias que no cantan canciones. Todas cuentan y
suenan únicas. La valiente B.F que con 22 años, cambió las túnicas por los
EPIS, los guantes de algodón por los de
nitrilo, las horas en la calle por las horas de hospital.
La vecina
del 5º que se levanta cada mañana para comprar medicamentos a los mayores que
viven solos, y que no se olvida de llamar a la madre de alguien para comprobar
que se encuentra bien.
Aquellos
que ahora parecen anónimos caminando tras una mascarilla incómoda a pesar de
que nadie les obligue porque quieren mantenernos a salvo.
Empeños
que persisten como los de C.C. haciendo magia con los números para que a sus
empleados no les falte la nómina a final de mes.
Enfermeras
entregadas como G.P., que no dudó en hacer las maletas para irse lejos de los
suyos a trabajar donde más la necesitaban y que se emociona viendo cómo sus
pacientes buscan en un libro la compañía para los momentos difíciles.
Hijas que
vieron a su padre enfermar contando las horas pasar en su lenta monotonía sin
dejar que el miedo ganase la batalla.
A tantos
que como A.G. cerraron tras de sí la puerta de una casa vacía por la mudanza
para empezar de cero, sabiendo que un final no es más que el anuncio de un
nuevo comienzo.
A todos y
cada uno de los que honran con su esfuerzo la altura del ser humano… otro abril
llegará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario